Si bien es cierto esta es una canción excepcionalmente pegajosa, pero para nada cierta. TODOS, absolutamente TODOS necesitamos vacaciones. Desde que estaba en la escuela estoy acostumbrada a vacaciones en julio y en diciembre. Cuando comencé a trabajar fue de la misma manera. En 9 años de trabajar en instituciones públicas, jamás había trabajado un periodo vacacional. Pero como a todos los “jamases” les llega su hora, este año, por primera vez, estoy trabajado un periodo vacacional entero.
Este Viernes de Nicole será un tanto diferente a los otros. Les mostraré un lado mío que ni yo sabía que tenía, hasta que estos últimos días me lo descubrieron.
La cosa va así: yo siempre he sido una persona que sigue las reglas del juego. Como alguna vez me describió mi nutrióloga, soy una persona estructurada y metódica. Yo TRATO de hacer siempre lo correcto y hago énfasis en el TRATO, porque para qué ganarse problemas innecesarios. La única vez que me aplazaron en la escuela fue en química, después de la operación de la rodilla, con un maestro canadiense horroroso y honestamente eso de balancear las ecuaciones al igual que los sentimientos, no es lo mío. Sin embargo, fui la ÚNICA que pasó la recuperación. No es que esté celebrando la mediocridad, pero para mi fue un logro ya que solo tenía una semana para estudiar y entender el contenido de un año. Obviamente, mi mamá me castigó sin poder ni ver la luz del sol. Aprendí mi lección y jamás volví a reprobar absolutamente NADA.
Con mi personalidad soñadora puedo medio salirme del guacal, pero nunca a un punto de crear una confrontación o algo que no pueda enmendar. Cuando yo veo que se puede descontrolar, soy sumisa y vuelvo a las reglas del juego.
No sé si es edad, no sé si será hormonal o qué, pero a principio de año yo tiré el libro de reglas por la ventana. Dejé toda mi estructura, mi lógica, todas mis convicciones, TODO lo tiré. Me sentía el ser más valiente y arriesgado del mundo, por decidirme a vivir “peligrosamente”, como dice la canción una aventura es más divertida si huele a peligro. Por primera vez en mi vida, no me importaron mis creencias, lo que la gente pensara y, aunque calculé los riesgos, nada me importaba. Como todo en la vida, después de un gustazo viene un trancazo.
Cuando el trancazo llegó, no les miento, me asuste y mucho, pero igual seguí desafiante con actitud de “no me importa lo que pase, yo ocupaba vivir esto, además lo que venga será mejor”. El “trancazo” vino acompañado de miles de problemas y repercusiones. Perdí libertades, perdí la confianza de quien la había depositado en mi, perdí mis vacaciones, en fin, todo por arriesgarme a vivir.
A mi todo esto parecía muy poético y hermoso, hasta el día que llegó la circular de vacaciones, el día en el que me di cuenta que me había quedado “sin Beatriz y sin el retrato”. No les puedo ni comenzar a describir mis sentimientos cuando esto sucedió. Era un sentimiento que yo no conocía. No eran sentimientos buenos ni sanos. NUNCA había yo tenido un sentimiento tal. Estaba enojadísima, decepcionada, frustrada, pero no era con nadie más que conmigo misma. No podía creer que YO siendo tan estructurada, cuadrada y “pedótica”, me estuviera pasando esto. Estaba tan enojada conmigo misma, que recurrí a buscar una categorización de personas que Facundo Cabral describió hace tiempo, lográndo identificarme en múltiples categorías de la brillante descripción. No podía creer que por perder la cabeza, yo lo había perdido todo.
Aquí está la brillante categorización. Con más de uno me identifique.
Estuve como dos semanas repitiéndome estás palabras, nada saludable. A todo el que me encontraba le decía lo torpe que me sentía y lo frustrada que me encontraba porque tenía que trabajar mis vacaciones. Porque por mensa y lela había fundamentado mis expectativas en otra cosa que no había sido mi esencia estructural. La gente me decía “Lo bailado y lo vivido nadie te lo quita”. Ajá, si, todo esto es cierto y bonito, hasta que sos VOS el encerrado en cuatro paredes, sin poder gozar y disfrutar de tus días libres como todo el mundo. Me tuve una quejadera espectacular que no sé ni cómo me aguantaron.
Cuando por fin llegó el fatídico día de tener que presentarme a mis labores durante las vacaciones, respiré profundamente y asumí las consecuencias de mis actos muy sonrientemente. Mediante los días han transcurrido, he ido soltando el enojo que tuve conmigo misma. Abrí mis ojos a mis realidades y a que todo esto pasó con un propósito mucho mayor a lo que yo me puedo dimensionar. Dios me ha dado la posibilidad en estas dos ultimas semanas de poder reestructurarme, fortalecerme, saber qué quiero de mi y de perdonarme.
La cuestión es que a veces necesitamos tirar el libro de reglas por la ventana. A veces necesitamos saltarnos las trancas y ponernos en riesgo, perder la cabeza por completo para saber donde estamos parados. Debemos mover nuestras aguas para sentir cosas que jamás habíamos experimentado. Podemos cambiar nuestra estructura y nuestra manera de pensar, y aunque por un breve momento pensemos que es un error, cuando la cólera se despeja y la frustración se va, nos damos cuenta que teníamos que conocer este lado de nosotros. Claro, duele perder algo tan necesario como las vacaciones, pero también te redefine y abre tu entendimiento a cosas que jamás hubieras entendido. Todo lo que perdemos es simplemente una redirección y reubicación de nuestros pensamientos, sentimientos, acciones e ideales.
Les confieso que yo nunca me había dado cuenta de cuánto me puedo llegar a enojar conmigo misma. Como puedo llegar hacerme sentir tan mal por haberme arriesgado. Cómo puedo llegar a reprocharme y sentir una culpa tal, que me hizo hablar del tema 2 semanas seguidas. Me di cuenta que por un breve momento si pertenecí a las categorizaciones de Facundo Cabral, pero que valió la pena. Lo bailado, lo vivido y lo disfrutado, nadie te lo quita. He pasado por una metamorfosis de sentimientos y pensamientos en estos últimos 10 días que no les puedo explicar, pero finalmente TODO ha valido la pena. Haber tirado el libro de reglas por la ventana me ha hecho abrir los ojos para saber qué es lo que verdaderamente quiero y me merezco. Espero que ustedes lleguen a esta magnífica realización sin enojarse tanto con ustedes mismos ni perder sus vacaciones.
¡Yo SI necesito vacaciones!
¡Feliz Viernes! 😊
Comments