Yo nunca he creído en los términos medios. No me gustan ni el café, ni la comida ni el agua tibia, o hirviendo o fría, pero no tibia, ni como tampoco me gustan los colores grises. No crean que esto solo queda en cosas físicas y tangibles, si no que se trasladan directamente a mi personalidad. Yo puedo ser la persona más dulce del mundo o también la más odiosa. Puedo ser el arcoíris completo o simplemente negro. Puedo amar con pasión algo o alguien o puede no importarme, pero nunca habrá un término medio. Ni si quiera la carne me gusta termino medio. Para mi las cosas son o blancas o negras, son frías o calientes.
Siempre, desde muy pequeña, he sido extremadamente drástica en mi manera de pensar y sentir. Recuerdo que en primer grado, un niño me dijo que Santa Clause no existía. Evidentemente, esto no cayó nada en gracia con mi manera de pensar, así que muy decididamente agarre al niño del cuello de la camisa mientras se encontraba en el sube y baja y lo “estrangulé” hasta el convencimiento de que en efecto, Santa si existía. (Aclarando que al tal niño no le pasó absolutamente nada.) Obviamente, me llevaron a la dirección, mi papá llegó asustado por cómo yo había reaccionado, no podía creer que su princesita hubiese hecho eso, me castigaron, etc. Sin embargo, hoy por hoy, 23 años después del hecho, yo no siento ni un ápice de remordimiento por mis acciones. Creo que mi castigo fue injusto y creo que mi pasión por el tema fue la actitud correcta. Si el niño tenía sus opiniones, pudo habérselas guardado y no arruinar la fantasía del resto.
Cómo ven, esa es mi personalidad, y la verdad, poco o nada he cambiado desde esos días. Las cosas son como son, no hay medias tintas. Puedo decir que no bajo del pescuezo a nadie del sube y baja para expresar mi punto de vista, pero si sigo siendo muy, muy radical en mi manera de actuar, sentir, pensar y hablar.
Recientemente, me he visto confrontada con el terrible tema que puede ser balancear mis emociones, equilibrar mis sentimientos y mis pensamientos. Encontrar un término medio. Encontrar ese punto “gris” y olvídense de encontrarlo, sino que sentirse a gusto en él. Puede que esto que voy a decir suene un poco psicópata, sin embargo, es lo más honesta que puedo ser con ustedes y es que, ES HORRIBLE BUSCAR UN GRIS, después de que la vida ha sido el arcoíris entero. Es literalmente ver este espectacular despliegue de emociones buenas o no tan buenas que podas tener y reducirlas. No apagarlas, no extinguirlas, si no que modularlas, amarrarlas. No se ustedes, pero a mi eso de ser tibia me parece terrible.
Por muy terrible que esto de la modulación y la tibieza me parezcan, creo que hay situaciones en la vida que ameritan un poco de estos “atenuantes”. Creo que habemos personas que tenemos el corazón tan lleno de emociones, ilusiones, pasiones que cuando algo se nos presenta damos todo lo que tenemos. No lo damos por poquitos, no somos mezquinos con lo que tenemos que ofrecer, pero a veces no todo el mundo está listo para recibir lo que nosotros tenemos para dar. Aún así, lo damos todo, aunque las personas o las situaciones no lo quieran, no nos importa, igual lo damos, porque es nuestra manera de ser. Más de alguna vez nos llevamos desencantos, desencantos fuertes, y pues como somos personas con tanto sentimiento, volvemos y damos contra la misma pared, repitiéndose esto secula seculorum.
Si lo piensan siendo un poquito modulados, esto se puede prevenir y se previene, balanceando exactamente lo que sentimos. No apagándolo, no dejando de sentir, simplemente conteniendo un poco nuestras emociones y sentimientos. Sabiendo identificar el preciso momento en que vemos que vamos directo a un muro de concreto a estrellarnos para que nos recojan en cucharitas, podemos meter freno y evitarnos el golpe. Sabiendo en qué y en quién invertiremos nuestros sentimientos. Encontrando un punto medio, un color gris, nos puede evitar muchísimos desencantos y dolores. No es que vamos a apagar nuestro arcoíris, no, pero encontrando ese gris, podemos ver las cosas desde otra perspectiva. Ese gris puede ser el balance que a veces tan desesperadamente necesitamos. No podemos estarnos estallando constantemente por lo que otros no estén prestos recibir, así que metamos el freno. Vayamos despacio. Tanteemos el cielo antes de explotarlo con el arcoíris entero.
Aunque esta espectacular lógica que les acabo de expresar sea más difícil para mi que Santa Clause llegue en mayo, es algo que soy consciente que debo comenzar a aplicar en mi vida. No todo necesita una explosión de colores, no todo tiene que ser frío o caliente, los medios son buenos. A veces es bueno detenerse, bajarle dos rayitas a la intensidad de uno y llevar un día a la vez con nuestros sentimientos y emociones. Estoy en la lucha por encontrar un balance, un término medio, dejar de ser tan dada y ser más centrada, y, aunque no lo quiera, un poquito gris. Evitar bajar al cipote del sube y baja, y entender qué hay puntos medios. Les cuento cómo me va.
¡Feliz Viernes! 😊
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