Probablemente ustedes pensaran que escribiría hoy sobre el huracán que ha arrasado con mi cuidad. Como si los hondureños no tuviéramos suficiente, encima de todo, nos cae una tormenta tropical que ha dejado gran parte de San Pedro Sula y la zona norte del país bajo el agua. Teniendo tantos sentimientos encontrado, tanta tristeza, tanta impotencia, siempre hay una luz que brilla y en este caso han sido las miles de personas que se han volcado para ayudar a todo aquellos que tan desesperadamente lo necesitan en estos momentos.
De verdad, no podía imaginar que mi Viernes de hoy estuviera dedicado a más tragedias. Quiero dejar claro que no es falta de empatía, no es falta de dolor, pero mi deber ante estas circunstancias y en medio de todos estos desastres, es recordarles a ustedes lo afortunados que somos de tener una vida. Pensaríamos que este año, este 2020, nos recordaría que cada instante cuenta, que cada momento lo deberíamos ver como inconmensurable. Sin embargo, después de TODO lo que nos está pasando aun así queremos vivir a medias.
A medidos de esta semana, volví a uno de los lugares donde aprendí a amar la vida. Fue una odisea. No solo por el tema de la bioseguridad, lo problemático de los vuelos y el huracán. Pero eran tantas incertidumbres y tantos problemas para llegar que no sabía si regresar era realmente lo correcto. Después de todo, yo persistí en mi idea de llegar de nuevo a Costa Rica, aunque sea por un par de días.
Siempre que he vuelto a Costa Rica después de vivir aquí por un año y medio, siento que vuelvo a casa. Que una parte de mi, siempre está más viva aquí, que en ninguna otra parte. No me lo tomen a mal, no es que sea infeliz, no es que viva a medias, pero tengo un sentido de libertad aquí que jamás he tenido en ninguna otra parte. Y ese sentimiento de libertad en todos los sentidos fue el que me impulsó a realizar mi viaje en medio de todos estos desastres, en medio de toda incertidumbre. Después de un 2020 tan accidentado, tuve la valentía de tomar la decisión en libertad, de luchar contra mis miedos y darme cuenta que la vida se pasa esperando que todo pase. Y qué pérdida resulta eso.
A nosotros se nos olvida que la vida es un ratito, que las personas no son eternas y que las oportunidades se acaban. Pensamos que siempre tendremos otra oportunidad, que siempre se abrirá otra ventana; pero este 2020 nos ha enseñado que no es así. Nos hemos enfrentado a retos, superándolos uno a uno. Que nos hemos adaptado y nos hemos forzado a crecer exponencialmente. Este año obligó a salir de nuestra zona de confort, ayudándonos a crecer más allá de lo que pensábamos. La vida se pasa y cuando tenemos un chance a la felicidad, lo debemos de tomar y aferrarnos a él con todo lo que tenemos. Así que debemos decir, hacer y querer todo lo que se pueda HOY, porque tal vez mañana ya no se pueda.
Nuestra oportunidad de ser felices es ahora. No es mañana, no es cuando la pandemia acabe, no es cuando el agua baje. No tenemos 7 vidas como los gatos para estar esperando la felicidad en la siguiente vida. La vida se toma y se exprime para vivir cada momento de locura, felicidad e incluso de tristeza. ¡Este es el mejor momento que tenemos para estar vivos! No esperamos nada para comenzar a vivir nuestra vida y nuestros sueños. La vida es un ratito nada más y no vale la pena irse de este mundo sin haberse dado un tantito de gusto. Cuando tenemos la oportunidad la debemos tomar, hacerla nuestra y sonreírle con todo lo que tenemos a la vida.
Yo no quiero menguar la importancia de la tragedia que estamos viviendo, pero si los quiero llamar a una reflexión de saber que esta es la ÚNICA vida que tenemos y debemos hacerle gancho para poder vivirla feliz y para adelante. Al final, la gente habla, el café se enfría, la cerveza se calienta y nos quedamos con un cúmulo de cosas que pudimos haber vivido. Lo único que nos llevaremos son los momentos que vivimos y que después de todos los pesares afrontamos, así que ¡echémosle ganas a la vida que es la única que tenemos! Y así como yo, no dejen de experimentar la felicidad de saber que vuelven a estar más vivos que nunca. La vida solo es 1, no 7 como las del gato. ¡Feliz Viernes! 😊
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