¿Alguna vez han pensando que ser “demasiado ustedes” puede espantar a la gente? ¿Les ha pasado que tienen que enfrentar una situación y prefieren ocultar ciertas partes de ustedes? Yo no sé si a ustedes les habrá pasado, pero a mi me acaba de suceder la semana pasada.
La cosa va así: iba yo a conocer a un grupo de personas completamente extrañas para mi. Iba a convivir por cierto período de tiempo con ellas. Estaba muy, pero muy nerviosa. El estrés hasta los cielos, tenía picazones por todas partes y creo que hasta el ojo medio gacho. Yo me preguntaba, “¿si soy absoluta y completamente yo, será que los espanto? ¿Se podrían sentir intimidados con toda esta explosión que puede ser Nicole Vaquero?”
Hablé con dos de mis amigas más cercanas y, aunque ellas no se conocen, me dieron la misma respuesta: “sólo sé vos. Es lo mejor que podes hacer.” Y yo le daba vueltas en mi cabeza y yo decía, “¡Ay, Señor, dame la sabiduría para ser Nicole un poquito controlada. Nicole alegre, pero normal. Que no piensen de entrada que estoy loca.”
Pues la hora 0 por fin llegó. Me tuve que enfrentar con mi inminente realidad. Yo pensaba en mis adentros como ser yo sin ser tan yo. De verdad, les digo casi que fue una crisis de identidad (jaja). Sin embargo, cuando ya estuve de frente con todo, la verdad se me olvidó todo lo controlada que debía ser y Nicole salió en TODA su expresión.
¿Adivinen cual fue mi sorpresa? ¡Fue que ser simplemente Nicole era justo lo que necesitaba! Que ser alegre, feliz, cariñosa, escandalosa, metida, honesta y curiosa era lo mío, y estaba bien. Ser exactamente quien soy iba abrirme las puertas indicadas.
En fin, sacar todos mis colores y revelarme tal cual era, sin esconder en lo absoluto ninguna parte de mi, trajo una paz increíble en mi. Tanto así que ni me acordaba todo lo que había practicado.
Todos alguna vez hemos tenido temor a ser rechazados por ser exactamente como somos. Pensamos que dando una mejor versión de nosotros mismos, una versión tal vez más recatada y prudente nos llevará más lejos, pero ignoramos los beneficios que tiene ser nosotros mismos. No nos damos cuenta que podemos caer en el error de llegar a ser superficiales y fríos.
Al fingir algo que no somos o reprimir ciertas características nuestras, nos hacemos un poco computarizados y eso se siente. No merece la pena en lo absoluto fingir algo que no somos, ya que solo crea desgaste en nosotros y en las personas que nos rodean. Cuando somos auténticos, esto no solo aporta a nuestro bienestar personal y nos da tranquilidad, pero las personas que nos aceptan lo hacen porque saben como somos de verdad, no es algo que se puede aparentar.
Entonces, ¿cuál es la gran lección de este Viernes? SEAMOS NATURALES Y ESPONTÁNEOS. No ocultemos partes de nosotros, mostrémonos tal cual somos. Cuando somos nosotros mismos las puertas indicadas se abren y las personas correctas se acercan. Obviamente, no les digo que saquen el otro yo del Doctor Merengue, que sale una vez a las cansadas del burro, pero muéstrense como son y los resultados serán fantásticos.
Les puedo decir que ser simplemente Nicole, a mi me trajo resultados increíbles. Que la arruga que se me había pronunciado una semana antes, fue bajando dramáticamente una vez yo me solté. Y la verdad, que bonito es estar loco y poder andar suelto. Ser uno mismo labra el camino hacia la honestidad y transparencia siempre.
¡Feliz Viernes! 😊
Foto by: Felipe Moreno
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