Esta semana, mientras me actualizaba en las redes, vi que una conocida mía, quien es maestra de cuarto grado, subió una foto con afirmaciones diarias que sus estudiantes escriben. Cada uno de esos mensajes era una expresión de amor propio. Algunos decían “soy valioso”, “soy hermosa”, “soy inteligente”, etc. Cada una de estas afirmaciones iba firmada por sus autores. Me pareció tan bonito el hecho de tomarse el tiempo en la mañana y que los niños escribieran lo que sienten hacia ellos mismos. Aparte de bonito, me pareció valiente. Porque si yo no mal recuerdo, en mi época, eso ni existía y si hubiera existido te hubieran pegado la molestada del siglo por “sensible”.
Después de ver esa imagen, comencé a ver que un grupo de mujeres empoderadas comenzó a subir fotos con la descripción que decía “me pongo bonita para mi.” Fueron varias imágenes las que vi y me encantó. Usualmente, uno se pone como más “bonitillo” cuando tiene una reunión, una salida, un almuerzo. Claro, otras personas te van a ver y vas como más perfumado. Al menos yo, me declaro culpable de andar más arreglada si se que tengo algo que hacer. Me pareció una expresión de amor propio muy bonita.
Al ver estas dos situaciones, comencé a pensar en los parámetros de belleza, en cómo hoy en día todo nos bombardea para alejarnos del amor propio, de lo valiosos que somos, de cuán hermosos somos. Hoy en día se nos vende una imagen de belleza y perfección prefabricada. No sé por qué hemos caído en pensar que lo que vemos en las redes es perfecto. Vemos personas bellas y de inmediato pensamos que todo está bien con ellas. Posiblemente, lleguemos hasta a envidiarlas un poquito. Ver a estas personas perfectas llevando vidas perfectas, con closets perfectos, a veces resulta un poco intimidante.
Si me preguntan, yo he sido siempre extremamente insegura de mi cuerpo. Nunca he sido insegura de mi personalidad, pero si de mi físico. Soy mi peor crítico. Gracias a Dios, he mejorado un poco, porque antes no me metía ni al mar, con lo que me encanta, por no ponerme traje de baño y que me vieran. Siempre he sido nalgona, chiquita, un poco brazuda y son cosas con las que he batallado constantemente. Dejé de ponerme ciertas prendas para no resaltar mis inseguridades. Me he puesto medio encorvada, aparte por comodidad, pero porque en mi cabeza loca sentía que se me salía más el hueso de la clavícula y por ende me veía más flaca (ideas locas, yo sé). Esto ha sido una lucha constante, no solo para mi, pero para los más cercanos a mi. Cada vez que salimos, mis hermanos ya ni me vuelven a ver, porque saben que les voy a preguntar, “¿me veo gorda?”
Después de ver las imágenes que les comenté durante la semana, comencé a entender muchas cosas, y es que todavía no nos damos cuenta que solo vamos a perder nuestras inseguridades si trabajamos en lo que hay al interior de nosotros mismos. Porque de nada sirve comerse todas las verduras, hacer pesas, tener el cuerpo perfecto, hacer todos los viajes y tener un cutis resplandeciente; pero si no lidiamos con lo que tenemos adentro, nunca nos vamos a amar como debemos.
El amor propio no se trata de que si sos plana, nalgona, brazuda, chiquita o tenes millones de seguidores. ¡No! El amor propio se trata de reconocer que sos una obra de arte en proceso. Que cada cosa que no te termina de convencer de vos mismo, forma parte de vos y que con o sin nalgas grandes, vas a ser espectacular. Se trata de saber qué hay diferentes tipos de bellezas y vos sos una de ellas. Realmente todo el mundo es bello a su manera. Tener un corazón limpio, presto a servir a los demás y una sonrisa del tamaño del mundo, son elementos mucho más valiosos. Amor propio es aceptarte como sos y saber qué podemos mejorar, pero lo haces por vos, no por otros.
El hecho de que hoy en día las personas se preocupen porque los niños se sepan valiosos por todas sus cualidades es para mi un gran indicio que estamos mejorando. El hecho de que nos demos cuenta que nos podemos arreglar, andar bonitos y perfumados porque nosotros así queremos andar, me demuestra que queremos romper las barreras de las inseguridades. Esta bien vestirnos solo para nosotros mismos, es un acto de amor precioso. Enseñémosle a las personas nuestras debilidades, que en ellas nos perfeccionamos, que las amamos y las aceptamos, pero que lo más valioso que tenemos y lo que más debemos de cuidar es nuestro corazón.
Les cuento, ya no soy tan traumada, molesto menos a mis hermanos, pero es una lucha diaria. Así que amémonos como las obras de arte que somos.
¡Feliz Viernes! 😊
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