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Foto del escritorNicole Vaquero

Se Perdona en la medida que se Ama

Mi familia y yo tenemos como costumbre salir para cada fin de año a algún lugar del mundo donde no conocemos a nadie y nadie nos conoce a nosotros. Buscamos un hotel y nos dedicamos a conocer y a pasar tiempo juntos. Este año fue un tanto diferente. Aunque no conocíamos San Francisco, nos encontramos con la familia de una amiga de mi mamá. No les puedo comenzar ni a explicar la bendición que fue habernos encontrado con ellos y la gratitud que sentimos por todo lo que nos llevaron a conocer.

En esos largos recorridos en carro, ustedes se imaginarán que yo, callada no puedo estar, así que puse plática de un tema muy, muy interesante. La amiga de mi mamá salió a estudiar a Estados Unidos cuando estaba de adolescente. Conoce al que es hoy su esposo, se enamora de él en esos años locos, se casan sin decirle a la familia de ella en Honduras y son realmente felices. Cada quien tenía un teléfono asignado (recordando que no habían celulares) y solo contestaban el propio.

Para un verano, ella por sus vacaciones, tiene que viajar a Honduras. Le presentan a otro muchacho y le cayó bien. Salían y todo en estricta amistad. Cuando el muchacho le comentó que él tenía otros intereses, ella le explicó que tenía un compromiso y que ella estaba enamorada de su esposo.

Las vacaciones se terminan y ella vuelve a su vida normal. Encontrándose supremamente feliz, un día la llama su mamá y le dice que ella ya sabe todo de su matrimonio secreto y que se tienen que regresar a Honduras ya. Ella se sentía tan responsable que, con pesar en su alma, dejó al amor de su vida. Regresó a Honduras y se casó con el muchacho que la había pretendido mientras ella estaba de vacaciones.

Con los años ella se divorcia del muchacho de las vacaciones y vuelve a buscar a su amor, para darse cuenta que él la había estado esperando toda la vida. Actualmente, son muy felices y viven una vida maravillosa.

Ahora, aunque la historia de amor es increíble, y prometo dedicarle un Viernes de Nicole completo a este amor que es mejor que una novela de Jane Austen, su amor no es el tema.

Cuando ella me estaba contando toda esta historia, relatándome todos los hechos, yo le pregunté, “¿Como se pudo casar con la persona que la traicionó contándole a su familia su secreto?” Ella con una mirada tan pacifica me contestó, “Él no me traicionó. Él no dijo nada, quien contó fue mi mejor amiga”.

Obviamente, yo tenía miles de palabras no agradables para la tal amiga. Ella me hablaba de su mamá y sus hermanos de manera dulce y yo solo pensaba, “pero todo este tiempo sufrió a causa de todas estas personas. Dejó lo que conocía como felicidad. Y hoy por hoy usted los atiende y hasta los quiere”. Si me quedaba callada a mi me salían subtítulos.

Ella dulcemente me quedó viendo y me dijo, “Nicky, yo ya perdoné todo eso. Yo no tengo nada guardado en mi corazón. Las personas que actuaron como lo hicieron, fue por algo. Yo no guardo ningún rencor”. Obviamente, yo necia le insistía, “pero cómo, si esta gente, todos en conjunto les arruinaron la vida”. Con una enorme sonrisa me quedó viendo y me dijo, “lo retrasaron nada más. No ves lo felices que somos y si lo tuviera que volver hacer, lo haría exactamente igual”.

Yo la veía, la escuchaba y pensaba en mis adentros, como podía ella haber perdonado tal traición. Ella no tenía ni un ápice de enojo, ni malestar con las personas que habían deshecho su vida. ¿Cómo perdonas a quien te arrebata de esa manera la felicidad? ¿Cómo alcanzas ese nivel de paz en tu corazón para perdonar? ¿Cómo podes ver, compartir y realmente querer a las personas que te hacen eso? ¡Ojo! Y no solo es perdonar por perdonar, pero realmente amar y dejar a un lado toda diferencia.

Recordé una frase que me heló la sangre, “Se perdona en la medida que se ama”. Es cierto. Entre más amamos, menos espacio queda para odios, rencores y maldades. El amor es una parte tan grande de tu alma, de tu vida, que los espacios en los que podía rondar algún rencor, se cancelan. El perdón no es un acto ocasional, es una actitud constante.

Cuando nosotros decimos que perdonamos, por lo menos yo digo, “yo ya perdoné, pero no es como que voy a ir a poner para que me vuelva a pasar lo mismo”. Cuando perdonamos creemos que le estamos haciendo un favor al ofensor. Nos creemos la gran cosa porque podemos perdonar, pero si lo pensamos a los únicos que le estamos haciendo el favor es a nosotros mismos. El rencor es el peor de los sentimientos que podemos tener. Envenena el alma y el corazón, nos roba la paz. El rencor a la larga solo nos hace daño a nosotros. Las personas contra lo cual lo guardamos posiblemente ni lo recordarán, ni dejarán de dormir por la angustia de habernos hecho algo. Los únicos afectados seremos nosotros siempre.

Perdonar según la Biblia, significa literalmente “dejar pasar”, pero cuánto nos cuesta. Borges decía, “Yo no hablo ni de venganzas ni de perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”. Cuanta razón tiene. Para realmente perdonar debemos olvidar, dejar ir. No podemos vivir angustiándonos y dañando nuestro corazón con rencores que solo nos evitan a nosotros ser felices, ser ligeros.

Entonces, la lección de este Viernes de Nicole es dejemos ir. Perdonemos y olvidemos. Dediquémonos a ser felices, a disfrutar nuestra vida. Si las personas nos ofenden, entendamos que no les estamos haciendo a ellos un daño por guardarles rencor, nos lo hacemos nosotros.

La amiga de mi mamá posee una felicidad en su rostro, un contento con su vida que realmente entendí que ella no tiene nada malo guardado en su corazón. Su ejemplo ha transformado mi manera de pensar. Le agradezco por haberme trasladado esa sabiduría de vida. Entendí que para ser feliz, el amor tiene que reinar en mi.

¡Feliz Viernes! 😊

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