Este viernes de Nicole será breve y sustancioso. Como dirían los dermatólogos: vamos al grano.
No sé si a ustedes les ha pasado lo mismo que a mi en este último año. Después de un año en donde la vida nos cambió radicalmente, yo cambié mi forma de pensar y de vivir de la misma manera. Me di cuenta de lo esencial en la vida y me decidí a vivirla con todo y lo que ésta pudiese traer. Me di cuenta, en pandemia, que la vida humana es tan frágil y que en un abrir y cerrar de ojos, TODO PUEDE CAMBIAR.
Sin embargo, después de que la nueva normalidad fue volviéndose cada día más y más normal, los viejos hábitos de tomar la vida por sentado no tardaron en llegar. De pronto todo volvió a ser igual y se nos olvidó de nuevo como valorar lo más preciado. No estoy diciendo que a todos nos pasó, pero a mi, sin lugar a dudas, sí.
Pero, ¡ay! La vida es tan curiosa y tan buena maestra que cuando menos nos lo esperamos y de la manera que menos nos lo esperamos, nos da una gran lección que nos ubica de inmediato y nos hace recapacitar.
Esta semana la vida hizo de maestra nuevamente en mi y me reubicó de manera veloz. Me replanteo mis miedos y me hizo darme cuenta que no tengo todo el tiempo del mundo, como usualmente pienso. La vida me volvió a recordar que esta no es más que un pestañeo. En un abrir y cerrar de ojos podemos llegar a una realidad que nunca imaginamos. Cerramos los ojos un segundo y cuando los abrimos nuevamente la realidad ya cambió.
¿Saben qué es lo grave? Que en el ínterin de esos pestañeos, nos desubicamos y perseguimos una vida sin mayor contenido ni sustancia. Nos perdemos de tal manera, que a veces cuando nos encontramos ya es demasiado tarde. Perdimos el tiempo en cosas que no nutrirán nuestra alma.
Así que esta semana yo les propongo un trato, les propongo un cambio de vida. Les propongo una vida llena de lujos. De vivir una vida sin prisa. De poder dormir lo suficiente. Tener el tiempo para contemplar nuestra vida y donde estamos parados. Poder gozar del lujo de ser nosotros mismos sin tener la necesidad de impresionar a nadie. Siguiendo nuestros ideales, haciendo las cosas que más disfrutamos y vivir de ellas. Vivamos con el lujo de no tener miedo. Aceptando lo que se venga, adaptándonos a cualquier situación. Sobre todo, quiero que tengamos el lujo más grande de todos: EL LUJO DE SER FELIZ AHORA... con o sin lujos.
Recordemos que en estos pestañeos, la vida misma se nos puede ir. Todo cambia, y en un segundo, así que rompamos las reglas, besemos despacio, amemos de verdad, riamos mucho y nunca nos arrepintamos de lo que nos hizo sonreír.
¡Feliz Viernes! 😊
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