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Foto del escritorNicole Vaquero

No Cambies Tu Sueño


En mi vida las palabras sabias de “cuando una puerta se cierra, miles de muros se derrumban” es una constante. Más temprano que tarde, grandes cosas suceden en mi vida, nunca de la manera en la que las había idealizado, pero si, siempre, son mejores. Como todos, tengo sueños, esperanzas, y unas añoranzas increíbles de poder trazar un mejor camino para mi y para los que me rodean. Creo indudablemente, como ustedes, asiduos lectores de “El Viernes de Nicole”, que a través de nuestras experiencias y con las actitudes que tomemos frente a ellas, podemos cambiar, no sólo nuestra realidad, pero la realidad de todos aquellos que nos rodean, logrando así un espectacular y positivo cambio en el mundo. Sé que muchos habrán leído la frase que dice: “deséalo tanto, con todas tus fuerzas y con todo tu corazón que la vida no tenga más remedio que dártelo”. Honestamente, creo que yo deseo con todo mi corazón tantas cosas a la vez que a veces confundo a la vida. Como les platique hace unos cuantos “Viernes de Nicole”, sometí un cuento corto al concurso del “Premio Iberoamericano Julio Cortazar”, en La Habana, Cuba. Al escribir mi cuento, a quien dediqué un poco más de alma, vida y corazón, deseaba con todo mi corazón ganar. No era algo que deseaba por orgullo propio, bueno, puedo admitir un poquito que si, pero realmente mi cuento era sobre una realidad hondureña, abarcando la flora y fauna de éste país como una de las más bellas, y tratando su rica cultura indígena. Mi personaje principal era una de las más grandes exponentes y defensoras del medio ambiente, Berta Caceres.


Al escribir el cuento, pensaba en la reacción del jurado que leería esta fabulosa historia y, no dudé que se sentirían identificados. Soñaba casi a diario con la llamada que me harían desde Cuba, para comunicarme que ganaba, y en mis ratos libres, me lo imaginaba tan vívidamente que hasta lloraba de la emoción. A partir del momento en que comencé a escribir, todo los hechos que se dieron indicaba que iba por buen camino, y esa era la ruta que me llevaría a tal galardón. Todas las mañanas, entre dormida y despierta, abría mi correo para ver si tenía noticias de ellos. Le preguntaba casi a diario al muchacho de mi casa que si había llegado un paquete o un sobre para mi, a lo que él contestaba: “solo el de los bancos, abogada”. Me resultaba tan frustrante no saber algo sobre mi cuento. Sabía que se habia entregado, que había llegado sano y salvo a Cuba, pero más que eso, nada. Decidí ser paciente y esperar. Mi mente y mi corazón nunca entienden eso de ser paciente. Así que decidí suscribirme a todas las páginas, en todas las redes sociales que pudieran mencionar las palabras “cuento”, “iberoamericano”, “Julio Cortazar”, “Cuba” y “concursos”. No se pueden imaginar la cantidad de mensajes innecesarios que caían por cada una de estas palabras. En fin, ninguno hablaba de mi tan esperado premio. El 26 de agosto se celebraba el natalicio del escritor Julio Cortazar, y tal como lo decía la convocatoria, ese día se entregaría el premio. Les prometo que pensé: “como voy a hacer para ponerme tan rapido en Cuba”. En mi cabeza y en mi corazón no existía la menor duda que mi cuento sería el ganador. El sábado, siendo precisamente las 4:55 de la mañana, abrí mis ojos, tomé mi teléfono, accesé a una red social para descubrir que un escritor cubano, ya mayor y experimentado, había ganado el premio. En ese momento, en la oscuridad de mi dormitorio, y con los ojos todavía medio pegados del sueño, sentí mi corazón romperse en varios pedacitos. Yo había soñado tanto con ese momento, me había ilusionado tanto con mi cuento…. saber que aquello que desee con todo mi corazón, no sucedió, me destruyó. No solo no había sucedido, sino que no me informaron de los resultados, y sino es porque yo no cesaba en la búsqueda de noticias relacionadas, nunca hubiera sabido que sucedió con él.


Yo había entregado mi cuento a Dios, pidiéndole que se hiciera SU voluntad perfecta y no la mía (aunque la única voluntad que quería ver era la de ganar). Me sentía mal porque no había ganado; me sentía triste porque me di cuenta que realmente no me había abandonado del todo a la voluntad de Dios, y entre lágrimas que trataba de contener de tristeza, pedía perdón a Dios y le decía que yo entendía, que sabía que se me había dado la oportunidad de realizar un sueño y que algo mejor vendría, y volvía al llanto y la tristeza. Creo que Dios pensó, “ésta de verdad que anda bipolar hoy”; y aparte de toda la frustración, se lo tenía que decir a mis papás. Me duché y me alisté para ir a clases. No podía imaginar cómo se lo diría a mis papás, ya que todos teníamos tantas expectativas. Sentía tristeza, vergüenza, bueno, un cruce total. Hasta que por fin logré reunir el valor para decírselos. Mi papá me dijo: “No perdiste nada, ganaste una experiencia. Ahora a perseverar, ya sabes que podes”. Mi mama me dijo: “Eso estaba arreglado. Un viejito cubano. El año pasado una cubana, hay que irse para Cuba entonces para ganar”.

Aunque sus palabras me confortaban, nada había cambiado, y yo había perdido. Después de todo ese día de sentirme frustrada, me dije que era momento de cambiar el rumbo de mi actitud. Buscar una manera de salir adelante y de perseverar con mi cuento. Le hable a una muy querida amiga que tiene contactos ambientalistas en Washington y mi cuento, después de creerlo muerto, comenzó a tener una resonancia que jamás pensé alcanzar. Me comenzaron a dirigir y a mandarme a las fundaciones ambientales que están dispuestas a ayudarme y a publicar mi cuento a nivel internacional. Nosotros siempre creemos que todo lo que nosotros queremos es lo mejor. Creemos que la vida nos dará todo lo que deseemos, si trabajamos y estamos dispuestos a dar todo por ese sueño. Porque las cosas no sucedan como queríamos, no quiere decir que fracasamos.


Nuestros fracasos no están en que las cosas no sucedan para nosotros, están en que no sucedan y quedarnos atados de manos sin poder cambiar nada. Vivir, soñar y querer cosas grandes requiere también de grandes esfuerzo. El más grande esfuerzo que realizaremos es perseverar en aquello en lo que creemos. Tenemos que estar dispuestos a arriesgarnos y darlo todo por nuestros sueños, entendiendo que la recompensa al final, en el tiempo correcto, será millones de veces mejor que nuestro plan inicial. Porque un puerta se cierre no quiere decir que no podamos derribar los muros. Que nos estanquemos en algo que se truncó y que no sucedió no nos llevará al éxito ni a una vida realizada y feliz. Perseverar y creer que todo acontecerá en el momento que deba, nos llevará a ser personas más felices y exitosas. El sábado 26 de agosto, me sentía sumida en una tristeza total. El domingo 27 de agosto puse un plan distinto en marcha, que hasta el momento va viento en popa. No cambié mi sueño de ser “la Gaba” Hondureña, solo cambié el plan por uno mucho más exitoso y gratificante.

¿Qué están dispuestos hacer para alcanzar sus sueño? Arriésguense por ellos. ¡Feliz Viernes! 😊

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