Creo que desde que me casé y soy mamá, una de las razones por las cuales he dejado de escribir este blog, aparte de falta de tiempo, es porque “¿qué podría decirle yo a los lectores de El Viernes de Nicole, que no hayan vivido ya?” Pero he pensado mucho en esto y he entendido que en esta vida, las perspectivas van cambiando y la empatía es parte fundamental de este cambio. Las personas vamos cambiando con el tiempo y las circunstancias; y tal vez, lo que antes no era normal, se ha vuelto más aceptable.
Una de las cosas de las que me he percatado en este nuevo camino, es como las personas esperan que volvas a tu vida de antes. Como “retomas” tu vida donde la dejaste. Esperan que después de haber tenido a tu bebé, vos seas la misma personas que eras antes. Que tengas las mismas energías, la misma agilidad mental y que veas la vida de la misma manera que antes. Y por más que te quebres la vida y te querrás forzar a lograrlo, JAMÁS tu vida será igual. Esto no solo nos pasa a las mujeres, aunque sí creo que la exigencia es mayor, pero también a los hombres.
Mi mamá ha sido un modelo para mí. Cuando tenía un bebé jamás esperaba 40 días para sentirse mejor. Debía de ir a trabajar. La verdad no entiendo como lo lograba. No trabajaba como antes, trabaja el triple. Y la verdad, me fijo en las mujeres y veo esta presión social por que el bebé esté bien, volver a pesar las 100 libras de antes, cocinar, atender al esposo, tener la casa impecable y tener la mejor actitud de vida; todo esto siendo completamente exitosa en el trabajo. No me extraña el nivel de intoxicación de cortisol y enfermedades mentales que tenemos con este nivel de exigencias, si soy sincera. ¿Qué manera de vivir tan injusta y enferma es esa?
La maternidad y paternidad, te cambia por completo. La verdad tu vida, tus acciones y tus pensamientos repercuten ahora en esa encomienda divina que tenes. Sabes que ahora tenes dos ojitos viéndote, dos orejitas escuchándote y un cerebro que absorbe todo. Tu vida, tus acciones y prioridades, las absorberá esa criatura. Por más que te presiones a querer que tu vida, tu cuerpo y tu mentalidad sean las mismas, no se puede, porque tu bebé no necesita eso, necesita una mejor versión tuya. Vos necesitas una mejor versión tuya. Sin estreses innecesario, porque ahora hay otros, con más paciencia y amor, con más tiempo de digerir las cosas.
Ser mamá es ahora parte inherente de quién soy. Ha cambiado absolutamente todo en mi vida. Trato de ser mi mejor versión para Julián. Si les soy sincera, traté y me esmeré mucho en tratar de ser la Nicole de antes lo más rápido que pude. No solo me frustré, pero fracasé en el intento. Al darme cuenta de esto, me he tratado con más cariño y amor. Voy a mi paso tratando de adaptarme a mi nueva realidad. Tengo muchas inquietudes y miedos acerca del tipo de mamá que soy. Pero trato de darle lo mejor de mí. Sé que mi vida, mi mente, mi cuerpo, no volverán a ser iguales. Tengo que trabajar con paciencia y amor para poder ser lo mejor para mi familia.
Siento que debemos ser más empáticos con las mamás. No pedirles que corran a recuperarse después de este cambio permanente en sus vidas. Seamos acogedores, abracemos la idea de este cambio maravilloso. La vida nunca volverá a ser igual. Aunque sean experiencias que ya hayan vivido mis lectores, creo que es importante que este sea un espacio donde se sientan comprendidos e identificados.
¡Feliz Viernes! 😊
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