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Foto del escritorNicole Vaquero

La Soberbia

Hay momentos en la vida en los que creemos que porque tenemos cierta condición “especial”, ocupamos un puesto alto momentáneamente o que porque somos buenos en lo que hacemos, tenemos derecho a abusar de estas condiciones. Creemos estar por encima de todo, ser los mejores en todas las actividades que realizamos, sabelotodos y dueños de la verdad. Creemos que tenemos el “derecho” a pisotear a los otros y hacer a nuestras anchas lo que queramos con las normas, leyes o costumbres.

Creo que todos más de una vez hemos podido tener un momento en el que por cualquier circunstancia podemos llegar a ser medio soberbios. Ese instante en que para demostrar algún punto nos llenamos la boca de frases que pueden ser muy ciertas, pero que pueden no ser las mas adecuadas. Que esas frases pueden denotar en nosotros un pequeño extracto de soberbia, muy adentro. Puede ser tan simple como decir: “yo quiero tal cosa porque soy fulano de tal”. Lo podemos hacer a una escala muy pequeña en la que no nos damos cuenta y casi nadie lo nota o podemos estar ya tan “endiosados” con nosotros mismos que no podemos ver el daño que estamos haciendo.

Esta semana tuve la oportunidad de ver a una persona que goza de una “condición especial” llevar a cabo un acto de estos. Esta persona comenzó a llenarse la boca de palabras sobre la condición especial de la cual goza en un lugar y en un momento que no era el correcto. Sabiendo esta persona lo incorrecto que era su actuar, no le importó, ya que al gozar de esta condición especial, nunca verá las consecuencias de sus actos.

Llenándose la boca de frases, no solo impropias, pero francamente hasta ilegales, se podría decir. Se llevó de encuentro todas las bases y principios básicos de la moral y la ética profesional. Su soberbia fue tanta que al hacérsele saber que estaba haciendo algo verdaderamente erróneo, dijo que ella podía hacer lo que quisiera por la condición de la que goza.

La verdad no les podría decir si ella sabía o no que lo que hacía era incorrecto, pero al dejárselo saber las otras personas, en mi opinión personal, ella tal vez tuvo que bajarle tres rayitas a su intensidad y nunca lo hizo. Utilizó su poder para intimidar e infligir miedo a las personas alrededor, abusando no solo de su cargo, pero de las personas que estaban ahí.

Lo verdaderamente triste, es que aún ahorita ella considera que su actuar estuvo bien y sabe que no habrá ninguna represalia. Lo que me parece muy lamentable.

La soberbia es definida como un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los otros. Es la sobre valoración del “yo” respecto a otros, es un sentimiento de superioridad que lleva a presumir de las cualidades o de las ideas propias y menospreciar las ajenas.

Podremos pensar que tener orgullo es lo mismo que soberbia. Que si estamos orgullosos de lo que hacemos nos llamarán soberbios, pero no es así. La soberbia se diferencia del orgullo en que éste último es disimulable, apreciado cuando surge de las virtudes o de causas nobles, y la soberbia manifiesta el deseo de ser preferido por otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del yo, del ego.

Cuando esta sobrevaloración de nosotros mismos rige nuestra vida, no nos importa nada. No nos fijamos lo que hacemos y nos creemos o sabemos intocables. Dejamos muy atrás el amor propio y el mismo orgullo por avasallar e intimidar a las personas que tenemos frente a nosotros. No porque ostentemos grandes cargos o seamos grandes figuras podemos pregonarlo, llevándonos a toda persona de encuentro.

Lo terrible de esta condición es que es muy fácil caer en ella y a veces ni nos damos cuenta. Así que como parte de nuestros reflexivos Viernes, les dejo unos puntos para que nos evaluemos nosotros mismos y sepamos cómo estamos.

1. Deseo desmesurado de recibir halagos y alabanzas de los demás.

2.Hablar constantemente de nosotros mismos y de nuestros logros.

3. Sobrecompensamos nuestras debilidades.

4. Tenemos problemas para crear relaciones.

5. No reconocemos nuestros errores y no recibimos buena las críticas.

6. Nos cuesta pedir perdón.

7. Somos intolerantes a quienes no son como nosotros.

8. Pensamos que nuestro actuar no tendrá consecuencias.

Honestamente, espero que esta persona que armó este espectáculo, jactándose de todo lo que ella goza, pueda auto examinarse y ver que sus actitudes dañan a otro, pero más que nada, la dañan a ella.

“La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”. José de San Martín

¡Feliz Viernes! 😊

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