A nivel mundial se vive una crisis de maldad terrible. Vemos en las noticias, tanto nacionales como internacionales, verdaderas tragedias perpetradas en odio y llana maldad. Nos sorprendemos de ver tanta injusticia suceder ante nuestros ojos. Siento que a veces no damos crédito a la gravedad de los hechos porque realmente no podemos creer que estén sucediendo. Pasan ante nuestros ojos los crímenes e injusticias más atroces, las circunstancias más inverosímiles que no podemos dar crédito a lo que estamos viendo. Después del grado de maldad de los hechos acontecidos en el Medio Oriente durante esta semana, me da pena incluso hablar de los míos. Sin embargo, creo que si observamos nuestro entorno y valoramos el grado de maldad a nuestro alrededor estaremos más conscientes y prestos a tomar acción. En mi vida nunca dos días son iguales. Siempre encuentro sorpresas en el camino, algunas muy agradables y otras no tanto. Siendo esta una semana especialmente calurosa y previa a la salida a vacaciones de Semana Santa, la gente anda más acelerada, sofocada y molesta más de lo normal.
En mis que haceres diarios, no presto mucha atención a las acciones de las personas. La vida transcurre tan rápido que no podemos estar pendientes de lo que el otro dijo, lo que hizo, etc. Esta semana me di cuenta de la maldad y ganas de dañar de las personas, ya que tuve algún tipo de vínculo o una relación directa con estos. En mi línea de trabajo uno debe de armarse de muchísima paciencia. Sin paciencia pues la verdad creo que no alcanzamos nada y mucho menos en mi lugar de trabajo. El día de ayer, mientras realizaba mis labores, recibí una llamada diciendo que un documento que era para mi beneficio y había estado esperando desde enero, estaba mal hecho y que este mes sería imposible hacer efectivo el mismo. Cuando me comuniqué para saber si era cierto el error, pude corroborar que la persona que lo había cometido es alguien a quien no le agradado, que cualquier tipo de beneficio que para mi saliera se encargaría de dilatarlo de cualquier manera, y en efecto así lo hizo. Yo pensé: “¿Qué en la vida le he hecho yo a esta persona para que quiera dañarme?” Lo pensé por bastante tiempo, y me di cuenta que esa persona y yo solamente nos hemos visto y relacionado 3 veces, que no tenemos conversaciones y que verdaderamente no tenemos ningún tipo de relación. Yo seguía preguntándome el por qué de esta maldad hacia mi y de pronto lo entendí. La maldad no necesita razones, a ésta le bastan los pretextos. Comprendí que no tenía que haberle hecho nada para que ella actuará así en mi contra y que todo sucedería eventualmente a mi favor si yo no obraba mal. La maldad y la envidia siempre caminan de la mano. Quien genere ambas jamás podrá ser feliz. ¿Cuántas veces vivimos situaciones personales en las que no sabemos por qué la gente actúa con maldad? ¿Cuántas veces no nos preguntamos que le sucede al mundo que está tan malo? ¿Cuántas veces no nos preguntamos de dónde viene el odio o las ganas de mal obrar de una personas en nuestras vidas? Vivir en un mundo así, totalmente a la defensiva, teniendo maldad por todos lados no es la manera de vivir. A mi me parece que en lugar de concentrarnos en hacer el mal, nos concentremos en hacer el bien, en ser amables con cada una de las personas que nos rodea; eso tendría un efecto dominó que llegaría a los rincones más conflictivos del mundo.
Creo firmemente que si cada uno de nosotros se dedicara a hacerle el bien a esa persona que no nos agrada tanto, que pensamos en hacerle alguna “maldad piadosa”, y en vez de eso le damos amabilidad y respeto, el mundo sería un mejor lugar. Dicen que a las personas que obran con maldad hay que desearles suerte, ya que la necesitarán tarde o temprano. Pero por qué no mejor les deseamos felicidad y practicamos un acto de amor con ellos. Por qué no mejor ayudamos a que crezcan y así, a la vez, crecemos nosotros mismos. La maldad se encuentra en cada uno de los rincones del planeta, sorprendámosla con amabilidad y gentileza. Ojo por ojo el mundo quedaría ciego, pero me parece a mi que un acto de amabilidad nos lleva mucho más lejos. Enfrentemos esa maldad con gentileza. Respondamos a ese odio con amor y no con indiferencia. Creo yo que haremos de éste un lugar mucho mejor.
¡Feliz Viernes! 😊
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