¿Se han encontrado con gente tan, pero tan tóxica que se queja todo el tiempo? ¿Gente que nunca se ríe de ella misma? ¿Personas que en todo ven una dificultad y no una solución?
La verdad es que hoy en día, con la cantidad de información que circula sobre la positividad y de la alegría, las buenas vibras y la autosuperación, para mí es impactante encontrar gente que me diga: “¡Ay! ¿Por qué no me morí chiquita?”
Mi abuelita siempre ha sido así. Les digo, yo la amo y ha sido una madre para mí, pero mi abuelita es tan trágica, que creo hubiese sido una excelente actriz; bueno, nunca se hubiese decidido porque hubiese puesto miles de pretextos malos y nunca alcanzar nada. No me lo tomen a mal, mi abuelita es una gran mujer: trabajadora, honesta, muy fuerte, pero es “Hiper Mega Súper” dramática.
El fin de semana pasado, mi tía y mi mamá encontraron unas fotos antiguas de mi abuelita. En todas se veía radiante, esplendorosa, alegre, y parecía ser siempre el centro de atención. Sin embargo, cada vez que mi abuelita hablaba de su juventud T-O-D-O era tragedia. Les digo, cada vez que hablábamos, ella me contaba de su desdicha, que ella ha tenido una vida desgraciada por completo. Mientras veíamos las fotos, nos reíamos y gozábamos de verla tan Feliz. Nos carcajeábamos hasta llorar, remembrando los trágicos monólogos de mi abuelita.
Y esa es la cosa, hay gente tan, pero tan triste que nunca encuentra nada que las llene, nada que las alegre. Nunca ven las cosas buenas. Les cuesta ver las magnificencias que la vida nos da; no digamos poder gozar de las cosas pequeñas, poder disfrutarlas.
La vida se va esperando aquellos grandes momentos, sin saber que éste hoy y éste ahora son alegría. Dejamos apagar la esperanza y la fe, creyendo que mejores cosas vendrán sin apreciar las que hemos vivido. No podemos despreciar los momentos viendo solo lo negativo, porque no importará cuantos regalos nos dé la vida, los despreciaremos y seremos personas sumidas en tristeza y agobiados por dolores que realmente no son para tanto. Y que, aunque sean para tanto, pues debemos luchar contra ellos, salir adelante y superar nuestros problemas, aprendiendo de ellos y hasta dando gracias por ellos.
Así que ahora riámonos de todo, demos gracias de todo. Veamos este cielo hermoso que se nos regala a diario, los pajaritos que nos cantan, y las verdes montañas. Disfrutemos de cada cosa que podamos y apreciemos todo lo que tenemos, antes de que sea demasiado tarde.
Mi abuelita tiene ya 87 años, de verdad que le pido a Dios que ella pueda ver en algún momento todo lo bueno que tiene en su vida. Que se ría de la adversidad y que sus habilidades dramáticas las utilice para gozar y ser feliz.
Esta es mi dramática Abuelita
¡Feliz Viernes! 😊
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