Hoy les quiero hablar de un tema muy personal para mi. Es algo que define al 100% quien soy. Tal vez muchos no estarán de acuerdo porque pensarán que no es lo que buscas en un blog motivacional, pero para mi haber entendido esto, o más bien recordarlo, le dio mucho sentido a mis días. Es el tema de la devoción.
Mientras servía en la eucaristía dominical la semana pasada, escuchaba atentamente las lecturas. Ese día, tanto la primera, la segunda lectura y el evangelio, se conectaban de tal manera que, por lo menos yo, nunca había experimentado. Las tres hablaban de la obediencia, el agradecimiento y la devoción. La primera lectura describía como Naamán, después de un poquito de soberbia, obedece las instrucciones de Elíseo. Elíseo le manda la simple instrucción de ir al rio Jordán y bañarse 7 veces para quedar curado de la lepra. Nada ostentoso ni tipo show de magia como esperaba Naamán. Cuando quedó sano, demostró gratitud ofreciendo a Eliseo lo que quisiera, edificando un templo en gratitud a Dios. En la segunda lectura, San Pablo proclama que aunque seamos infieles, Jesús siempre permanecerá fiel, porque la contradicción simplemente no existe en ÉL. De la manera más simple y sencilla, San Pablo, nos demuestra su amor a Dios y su entrega total.
Finalmente, en el Evangelio, San Lucas, como maestro de la descripción y en lo personal, mi Evangelista favorito, nos relata la historia de 10 leprosos que se acercan a Jesús para pedirle sanidad. Jesús les da una instrucción tan simple como de ir a presentarse ante los sacerdotes. Jesús no les impone las manos, no hace un signo extraordinario, no, simplemente los manda a que vayan a donde los sacerdotes. Obedientemente, los 10 van, pero solo 1 regresas a dar gracias lleno de felicidad. Nuevamente, se nos recalcan las virtudes de obediencia, gratitud y devoción.
Mientras meditaba estas palabras, recordé algo por lo que pase el año pasado. Fervientemente, entregue a Dios una situación. Me levantaba todos los días a las 4 de la mañana para ir a la Capilla de Adoración Perpetúa. Mentirosa seria yo si no les confesara que yo buscaba un signo extraordinario. Quería una respuesta. Sin importa que yo no tuviera visiones, ni escuchara cosas, continué yendo todos los días a la misma hora. Estando un día de rodillas frente al Santísimo, una idea vino a mi cabeza. Yo me encontraba ahí por amor a una situación en específico, no precisamente amor a Dios. Quería que Dios me ayudara en algo que yo quería. Mi devoción me llevaba ahí todos los días. Me levantaba realmente por amor. Sin embargo, olvidé que yo no necesitaba grandes símbolos ni grandes manifestaciones para obtener una respuesta. Olvidé mi sentido de devoción por mi petición cuando entendí que aunque yo no veía aquellos grandes signos, llegaba ahí por amor y gratitud. Entendí que ya no me importaba la respuesta de lo que yo solicitaba, con estar ahí agradeciendo y amando, para mi era suficiente. Solo para no dejarlos con la incógnita, Dios respondió a mi solicitud, no de la manera que yo quería (jaja), pero si de la manera que tenía que ser. La respuesta vino sencilla y directa.
Tantas veces queremos encontrar signos EXTRAORDINARIOS cuando buscamos una respuesta. Escuchamos de algún padrecito, pastor o no sé, de alguien sabio que hace liberación, que ora en lenguas, que impone las manos y da sanidad y de inmediato queremos ir a ver qué nos dice. Queremos encontrar símbolos increíbles y respuestas de manera sobrenatural, perdiendo el sentido de nuestra devoción. La devoción, llámese espiritual, personal, material, la que sea, tiene un solo componente y es el amor. Es en el amor que encontraremos un profundo sentido de agradecimiento y entrega. Nos olvidamos de ser obedientes porque vemos que son cosas demasiado sencillas, las vemos llanas, pero en esas cositas sencillas se encuentra el verdadero amor y por ende el sentido más grande de devoción.
La devoción es amor, nos importa a qué o quién, pero si es la entrega total y obediente con sentido de gratitud. Los leprosos se curaron por su obediencia y su profundo sentido de devoción al ir a presentarse a los sacerdotes. Uno de ellos fue mucho más allá al regresar y agradecer, convirtiendo esa devoción en un acto materializable. No sé realmente a qué o a quien sean devotos, pero les pido que nunca olviden el sentido del mismo. Nunca pierdan de vista que somos devotos por amor.
¡Feliz Viernes! 😊
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