Me he planteado mucho la actuaciones de las personas últimamente. Veo a la gente actuar con maldad. De quererle hacer la vida imposible a otro ser humano solo porque si, solo porque pueden. Obrar de tan mala manera, de manera perniciosa, que pareciera que no tiene nada más que hacer.
Cuando somos “victimas” de esto pensamos de inmediato, “¿que hice yo para merecer esto?” “¿Por qué me está pasando esto a mi si yo soy una buena persona?” Cuando nos están torturando nos consolamos con la idea de “Bueno, en esta vida nadie se va sin pagar.”
Y así pasamos, esperando a ver que llegue todo aquello que se nos hizo a nosotros a la persona que nos torturó.
De verdad, que yo les prometo que he deseado que a personas les caiga su merecido por haberme hecho algo malo. No en forma de venganza, pero así como, ese sentimiento de: “¡Ajá! ¿Ves que no es bonito?”
Esta última semana de verdad que he querido que personas que andan por ahí haciendo mal, vean las consecuencias de sus actos, o que por lo menos piensen: “Mejor comienzo a ser mejor persona porque eventualmente me puede venir un trancazo.”
No sé si es que cuando obramos mal pensamos que nunca vamos a ver los frutos de estas malas acciones o que el karma jamás llegará a nuestras vidas, pero cuando nos empeñamos en obrar mal, de verdad que lo hacemos sin miedo a nada.
Nuestra cultura está acostumbrada a utilizar la palabra “karma”, pero realmente ¿sabemos qué es?
El karma es una energía trascendental (invisible e inmensurable) que se genera a partir de los actos de las personas. Se interpreta como una ley cósmica de retribución o de causa y efecto. Entonces si yo doy cosas buenas, recibiré en algún momento todo eso bueno que di. Ahora si ofrezco cosas malas, recibiré solo cosas malas.
Ahora, para nosotros los cristianos, pues la palabra “karma” no existe per se, pero si conocemos el concepto teológico de la retribución.
La retribución es la recompensa por una conducta estimada buena o el castigo por una acción condenada como mala. Los cristianos creemos que tras la muerte aguarda un juicio divino particular que corresponde a la recompensa o castigo por los actos realizados por el hombre en la vida.
Entonces tenemos dos filosofías que nos dicen prácticamente lo mismo, que seamos buenos, que hagamos buenas acciones y tendremos una recompensa a nuestro buen comportamiento.
Al tener conocimiento de esto, de verdad, no entiendo como hay gente por la vida haciendo el mal, dañando al otro. O sea, ni por “miedito” a que el castigo sea yuca, dejan de actuar de esa manera. Nuestras acciones son nuestras únicas pertenencias. No podemos escapar de las consecuencias de nuestras acciones, son el suelo sobre el cual nos mantenemos.
Las personas deberíamos actuar de manera íntegra siempre, independientemente si hay una recompensa o no. Deberíamos ser justos y buenos porque es lo correcto, pero si no creen que eso sea razón suficiente para hacer el bien, por lo menos hacerlo por el miedo al castigo. Cómo dicen: “El pecado hace su propio infierno y la bondad su propio cielo.”
Para completar mi Viernes de Nicole y para que vean que las personas buenas si tienen su recompensa, una amiga me llamó. Ella labora para el sistema judicial del nuestro país y desde hace años se merecía un ascenso. Trató, concurso, trabajo más duro que cualquiera y por años el ascenso nunca llegó. Hoy me llamó con la excelente noticia que tras tanto años de esperar, innumerables intentos, su gran recompensa había llegado, sin ella ni si quiera buscarla. Ella aguardó, ha sido una excelente persona, excelente empleada y su premio por fin llegó.
Así que animémonos, seamos buenas personas, no hagamos maldades chiquitas, ayudemos a los seres humanos que lo necesitan. Estemos prestos y dispuesto a siempre actuar bien y a rectificar nuestras actuaciones. Seamos humildes, esperado y deseando siempre el bien. Recordando que cada acción de nuestras vidas toca alguna cuerda que vibrará en la eternidad.
“Los hombres rectos son guiados por su integridad, los pérfidos son destruidos por su propia malicia”.
¡Feliz Viernes! 😊
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