Hoy les quiero hablar sobres las ideas, conceptos y ciertos límites que nosotros mismos, en nuestras ideas locas, nos imponemos.
Aquí donde me ven toda libre, dispuesta, bien parlanchina, expresiva y aventurera, soy hija de dominio. Puedo escuchar sus expresiones en la medida que van leyendo estas líneas (jaja). “¡Nicole! ¿Esta fabulosa blogger hija de dominio? ¡No puede ser!”
Pero si, me declaro hija de dominio TOTAL y COMPLETAMENTE.
Cuando les digo hija de dominio me refiero al hecho de que a mis “veintipico” de años sigo dándoles cuenta a mis papás de todo lo que hago; y más allá de eso, tengo muy arraigado en mi ese sentido de responsabilidad y de cierto temor de defraudarlos en cualquier cosa que haga o deje de hacer.
Con esto de ser hija de dominio no les quiero decir que mis papas sean padres absolutistas y totalitarios ni que no me dejen respirar, porque ellos son total y absolutamente lo contrario. Obvio, como todo padre de familia quieren ver a sus hijos bien formados y llevando una vida exitosa en todos los aspectos de la vida.
La semana pasada estaba con mis dos papás en la playa y se me ocurrió el tema de esta semana. Que en lugar de andar por el mundo o en cualquier aventura loca, lo que yo más disfrutaba era estar en la playa comiendo, durmiendo y platicando con ellos. La verdad, yo he crecido sumamente cercana a mis papás, bueno, en si a toda mi familia. No les estoy diciendo que soy una niña consentida y malcriada, pero en mi vida, en mis decisiones, en todo, mi familia tiene una opinión, mi familia siempre está presente. No sé si se debe a eso que tengo ese sentimiento de tener que cumplirles a mis papas en todo.
Pero no les miento, a mi me da terror decirles a mis papás que algún muchacho me gusta, porque no sé si les va a caer bien, o qué comentarios van a salir de esto, qué burlas tipo bullying van a hacer. Aunque ya con la edad, mi mamá dice “que sea cualquiera, pero que venga” (jaja). Sin embargo, siempre me da como “cosita” ciertos temas. Siempre que voy a tomar alguna decisión, sondeo las aguas para ver qué me dice; incluso en alguna decisión de algún viaje, pido de su opinión y me la tomo extremadamente en cuenta. Decisiones laborales, financieras y estratégicas pido su opinión y aunque no la pida me la dan. Como les digo, no es que mis papás lo exigen o ni si quiera lo esperan, pero es algo que ya quedó muy dentro de mi.
Una amiga el domingo compartió conmigo una imagen que decía “Como “adulto” a veces olvido que literalmente yo puedo subirme a mi carro, comprarme un pastel y nadie me puede parar.” Cuando leí esta imagen me comencé a reír, porque se me vino a la cabeza mil cosas que yo literalmente puedo hacer y que a veces me reservo por cierta precaución y respeto hacia mis papás.
Hace un par de semanas, en una conversación algo agitada, mi mamá me dijo, “es que yo quiero que seas libre. Tenes ‘tantos’ años y no veo que tomes decisiones. La vida es de decisiones y no de depender de nadie.” Y yo quede como Condorito “plop”, y caí en cuenta que todas esas trabas y tonteras, eran mías.
A veces nosotros nos hacemos una película en la cabeza, ponemos ciertas expectativas, hacemos cosas que NADIE nos está pidiendo ni exigiendo. Mis papás no me piden ni me exigen, obvio como todos los papás del mundo me quieren ver feliz y realizada, pero todas las ideas extras y sazones que yo le puedo poner vienen de ideas mías, y cuánto nos pueden dañar estas concepciones.
Así que yo he tomado una decisión saludable, y es seguir el consejo que me mandó mi amiga. Darme cuenta que soy un adulto, y puedo subirme a mi carro y “comprar el pastel.” Aplicarlo en todo a mi vida. Decidirme a vivir mi vida sin concepciones erróneas y simplemente VIVIR. Aceptar todo lo que venga y a disfrutar todo aquello que se presenta. A gozar y a sufrir, si tocara. Manteniendo mi esencia y valores, pero arrancando todas aquellas ideas que yo solita me he impuesto.
Así que, si, soy hija de dominio voluntariamente, y no es que vaya a dejar de serlo, pero si prometo tener una actitud más abierta hacia la vida y a todo lo que se presente, como comprar el pastel, porque sé que nadie me va a detener.
¡Feliz Viernes! 😊
No es pastel, pero una churchileta 😁
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