Hace algún tiempo pensaba que para llegar a los 35 años tenía que pasar una vida entera. Que pasaría muchisisimo tiempo para que llegara ese día. Pero la verdad, es que la vida es un parpadeo y los 35 años me llegaron con todo lo que alguna vez soñé.
Ayer estaba lista para dedicarme a escribir mi Viernes de Nicole. La verdad, este blog me ha servido tantas veces de deshago, de psicólogo y de escape, que me parecía oportuno que al llegar a mis 35 años le dedicara un espacio de agradecimiento por darme tanto a través de estos últimos años. Sin embargo, creo que hace mucho más sentido que lo escriba hoy después de haber vivido un día tan maravilloso como lo fue mi cumpleaños ayer.
Hace 10 años, pasé mis 25 años celebrando por las callejuelas de Antigua Guatemala, Guatemala. Jamás pensé que Dios y la vida me pondrían aquí nuevamente con mucho más de lo que alguna vez pude soñar. Al cumplir 25 años o el cuarto de siglo, no sabía mucho qué quería de la vida. Tampoco estaba segura hacia dónde caminaba. Vivía en un eterno limbo, en donde quedarme estática y perder el tiempo en cosas estériles era, aparentemente, lo único que me interesaba. Al ver las fotos de ese cumpleaños recientemente, me di cuenta que no había brillo en mi mirada. Soplando mis 25 velas hace 10 años, no podía ni imaginar ni desear lo que vendría después.
Ayer, por primera vez en muchos años (exceptuando pandemia) pase mi cumpleaños en el lugar donde vivo. Celebrada con flores de colores vibrantes, comida deliciosa, una batucada espectacular, y más que nada, rodeada de la presencia de personas hermosas que aportan a mi vida. Soplé muchas más velas, pero esta vez dando gracias porque tengo más de lo que alguna vez imaginé tener: un esposo espectacular, mi bebé hermoso y sano, mis papás, hermanos y un grupo de amigos sencillamente sensacionales.
Todas las vueltas al sol, sin duda, son diferentes. Unas a veces no son tan felices como otras. Otras tienen grandes retos, pero de lo que sí estoy segura es que todas, sin excepción alguna, nos preparan para recibir las bendiciones que Dios tiene para nosotros. Puede ser que cuando lleguemos a soplar esas velas pidiendo algún deseo ni siquiera sepamos lo que estamos pidiendo, pero Dios no se queda con nada y transformará eso en algo increíble, así tarde 10 años o más.
Estos 35 años han sido de mucho aprendizaje. Este último año mi vida cambió en más aspectos de los que jamás me pude imaginar. Mi esposo y Julián han sido mi apoyo y mi motor para reír, para superar obstáculos, pero más que nada para vivir. Son mi mayor regalo y mi más grande bendición. Al ver todo lo que hemos vivido y superado en este último año, solo puedo decir “GRACIAS A LA VIDA QUE ME HA DADO TANTO”.
Espero que sus vueltas al sol sean tan drásticas como las mías. Que en esos parpadeos descubran que tienen mucho más de lo que alguna vez pensaron desear en unas velitas de pastel.
¡Feliz Fin de Semana, y Feliz Año Nuevo! 😊
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