Desde que “El Viernes de Nicole” comenzó a ser publicado en la revista Iconos, escojo los temas por mes. Siguen siendo experiencias de mi vida diaria, pero en un mejor orden. Sin embargo, esta semana viví una experiencia que me obliga a quebrar este orden preestablecido y tener que insertar otro tema. Les pido de antemano disculpas por esto.
Esta semana me tocó experimentar una frase que había leído muchas veces, más nunca la había podido aplicar a una experiencia propia. La frase reza, “Lo escogí porque me di cuenta que valía la pena, valía los riesgos, valía la vida..”
Ahora ustedes podrán decir, “¡Hoy si se chifló Nicole!” Pero en mi defensa tengo una muy buena razón.
Yo he leído tantos libros, tantos poemas de amor, he vivido en ese mundo de creer que el amor debe de ser tal y como lo describe una novela de Jane Austen, en los que al final, después de unos cuantos mal entendidos, todo resulta perfecto. A veces tenemos tan fijada una idea de lo que es el amor, que nos resulta en extremo difícil cambiar nuestros parámetros.
A mi me encantan los amores difíciles, de verdad, creo que entre mas difíciles, entre más esfuerzo requieran, más me siento atraída por ellos. Es que, hay algo en la imposibilidad del amor que lo hace más riesgoso y más apasionante, que me encanta. Hace que afrontarte al mundo parezca nada y a la misma vez sea todo.
Esta semana fui testigo de un amor como ninguno de los que mis eternos novios poetas han descrito. Un amor aprueba de edad, culturas, familias, defectos y países. Un amor tan puro y sincero, dispuesto a lo que sea.
Mi papá tiene cinco hermanos, uno de ellos se llama Roque. Hace 18 años fue contratado por la Universidad Earth en Guapiles, Costa Rica, por su experticia en el tema de suelos y riegos.
Hace 5 años yo viví en Costa Rica, y mi tío fue un padre para mi. Fue tan especial, pendiente cada día de mi y de cómo iban mis clases. Todos los domingos pasaba por mi para llevarme a comer algo. La verdad, un espectacular tío y ser humano. Una persona tan especial, que siempre ha dado el 150% por todo, llámese trabajo, alumnos, o familia. En su misma afición desmedida por el trabajó, mi tío perdió su matrimonio.
Aunque parecía no recuperarse, algo mágico sucedió, el amor nuevamente tocó a su puerta. Se presentó de forma muy hermosa, ya que este nuevo amor le permitió a mi brillante y amoroso tío, abrirse al mundo, a un mundo que no conocía, a vivir y a vibrar nuevamente. Karla, el amor de mi tío, abrió de nuevo las puertas de su corazón.
Mientras yo viví en Costa Rica siempre tuve especial afinidad con ella. Siempre fue muy dulce conmigo y siempre me apoyó muchísimo. Para mi era duro estar en un país distinto lejos de mi familia, pero Karla y el tío Roque siempre me hicieron sentir su amor y protección.
Después de ocho años de convivencia, el viernes 18 de mayo de 2018, mi tío de 65 años y mi nueva tía de 45, unieron sus vidas en matrimonio. Las circunstancias que llevaron a la decisión de formalizar esta bella unión, me parecen a mi las más valientes que se pueden tomar.
Mientras hablaba con mi tía Karlita el viernes, no podía más que admirarla y sentir un enorme respeto por ella, ya que me decía: “Vea, Nicky, YO AMO A SU TÍO y estoy dispuesta a TODO por él”. Cuando esa mujer llena de juventud y magia me decía eso, la verdad que por mi cabeza solo cruzaban las palabras, “Qué valiente esta mujer, dispuesta a darlo todo por el amor.”
De verdad, yo veía aquel hermoso cuadro y no podía más que sentirme dichosa y agradecida porque mi tío tiene a alguien tan espectacularmente apasionada a su lado. Alguien que lo ama con TODO y a pesar de TODO. Un amor que está dispuesto a dar o renunciar a todo, con tal de hacerlo feliz.
Yo sentí un vuelco de emociones durante este pasado fin de semana. Me encontraba tan feliz de ver a mi tío tan pleno y realizado, de poder compartir con ellos este tiempo en familia tan hermoso y de ver la valentía de una mujer que lo arriesga todo por amor.
Yo me preguntaba, “¿Seré yo capaz de hacer eso por alguien a quien amo?” Fue una duda que rondó mi cabeza todos estos días y que ha tenido el poder de transformar y mutar mi manera de pensar.
Como les dije al principio, nunca me han gustado los amores fáciles, pero, ¿realmente podemos desprendernos de todo lo que somos y tenemos por otra persona? Buscar un sueño diferente al que habíamos tenido siempre, por seguir el amor. A mi me disculpan, pero Benedetti y Neruda no me lo contaron así.
Y es que la verdad, es que en esa idea preconcebida del amor, tan mutada y cambiada a través del tiempo, nos venden tórridos romances. Romances que hacen que tu vida se detenga por un par de segundos y que después de esos segundos tu vida siga igual. Esa idea de que sean amores que tropiezan con unas cuantas piedrecillas, pero al final siempre salen bien librados y todo termina como un perfecto cuento de hadas.
Sin embargo, después de ser testigo de ese amor tan bello que les conté, dispuesto a lo bueno y a lo malo, a afrontar lo que se venga, no importa lo duro y difícil que pueda ser; un amor dispuesto a darlo todo sin esperar absolutamente nada a cambio. Me parece a mi que es el amor al que cada persona en este mundo debería de aspirar.
Ese amor que no conoce de fronteras. Ese amor transformador del que no se nos cuenta. Ese amor que a diario te inspira y te hace pensar “yo estoy dispuesta a todo”. Esa valentía de escoger a una persona que se arriesga, porque sabe que es amor verdadero, conociendo los riesgos y aún así tomarlos. El amor nunca obedece a nuestras esperanzas, su misterio es puro y absoluto.
Mientras todas estas dudas cruzaban mi mente, me di cuenta que mis amores de novelas, no son los que quiero. Que realmente el acto de amor más grande que podemos hacer ante otro ser humano es elegirlo día tras día sin importar nada. “Es escogerlo porque vale la pena, vale los riesgos y vale la vida…”
¡Feliz Viernes! 😊
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