Cuando era pequeña mis papas me obligan a ir a eventos de la iglesia en Semana Santa. Al ser adolecente, me aleje por completo. Celebraba la Semana Santa entre la tirizia, la glotonería y el descanso en las playas. Desde que Dios me volvió a llamar hace un par de años, no he dejado de asistir a las tan hermosas celebraciones de Semana Santa. El día de hoy asistí al domingo de ramos. Llegue a tiempo para poder ser parte de la procesión y compartir con la gente de la ciudad costeña de Omoa. Fue un evento espectacular. Niños, adultos, señores y señoras de edad se aglomeraban para marchar con orgullo por las calles completamente de tierra, con un sofocante sol, cantando y proclamando a viva voz que ellos iban con Jesus. Que cada uno de los que íbamos ahí era Iglesia y que esta es un suelo y una nación de Dios. El Sacerdote en su magistral homilia nos hizo reflexionar que en la cruz lo encontramos todo. Que este día celebramos, como miles de católicos alrededor del mundo, sin ningún tipo de vergüenza, que Jesus entró como rey. Proclamemos nuestra fe. No tengamos miedo. ¡Reine Jesus por siempre, reine su corazón!
Commentaires