El año pasado la revista Iconos me hizo una entrevista. En dicha entrevista surgieron dos preguntas que han rondado mi cabeza todo este tiempo. La primera pregunta fue “Desde que te conocemos has pasado por varios cambios físicos, ¿a qué se deben?” Mi respuesta fue entre risas, un poco avergonzada, y comenté sobre mi rutina de ejercicio y mi plan alimenticio. La segunda pregunta fue “¿Crees en el amor?” Como se imaginarán mi respuesta sin pensarlo fue de un brinco expulsar un “SÍ” rotundo. De esa pregunta derivaron muchas, pero en concreto la entrevistadora me llevó no solo al amor que podemos sentir por otras personas, pero el que sentimos por nosotros mismos. Inmediatamente asentí y pensé para mi, “es verdad, no solo es el amor que damos, si no el que nos damos a nosotros mismos”.
Después de la entrevista, me hice un auto examen. Comencé a recordar cómo era yo antes. Busqué fotos y comencé a compararlas. Y si, realmente el cambio físico era grande. Luego de eso comencé a cuestionarme en qué momento había decidido sonreír ante todo, ser más feliz, más auténtica, un poco más libre. Me comencé a cuestionar, dándome cuenta de que yo siempre había sentido amor por otras personas, pero no sabía si realmente lo había sentido por mi. No sabía en qué momento me había puesto como opción en lugar de verme como prioridad.
No sé si son las temporadas o los ciclos de la vida en las qué hay subes y bajas, pero yo tuve un momento de muchas bajas. Elegía cualquier cosa que fuera dañina, me aferraba a lo imposible tratando de buscar no sé qué tipo de reconocimiento y pensaba que entre más destartalada anduviera más auténtica resultaba. Mi autoestima y mi fe en mi estaban por los suelos. ¿Cómo llevarle alegría o consuelo a las demás personas si uno tiene cara de tubo permanente? ¿Como vivía una vida en paz y armonía con las demás personas si yo no tenía nada de eso? Era imposible, porque nadie puede dar lo que no tiene.
Aunque yo sentía que podía dar amor, realmente no era cierto, porque yo no tenía ningún amor por mi misma. No me respetaba, dejaba que la opinión de cualquiera me afectara y sufría por todo. Nunca sentía que era suficiente y miraba con displicencia la vida. Constantemente me comparaba a las demás personas, perdiendo así mi identidad.
La palabra clave para resolver toda esa problemática que yo tenia era: AMOR.
¿Cuántas veces nos vemos de menos, nos sentimos maltrechos y rotos, esperando asaber qué de la vida para ser felices? Creo que son incontables. A veces perdemos la capacidad de confiar en nosotros mismo y nos llenamos de miedos e inseguridades, expulsando por completo el amor de nosotros mismos. Elegimos a mil personas y mil cosas, pero escasa vez nos escogemos a nosotros mismos. Buscamos la belleza en todo y pasamos de largo la nuestra.
Pero saben, existe una magia especial que se despierta en las personas al entregarle la confianza suficiente para ser ellos mismos. ¡Uy! Eso es lo más maravilloso que puede existir. Cuando nosotros aprendemos a sacar la mejor versión de nosotros mismos, descubriendo nuestro potencial a todos los niveles, aceptándonos, comprometiéndonos con la vida y al bienestar propio y ajeno es cuando al fin conocemos el amor.
Y la realidad de la vida es que todos somos perfectamente imperfectos. Todos tenemos cosas de nosotros mismos que no nos gustan, ya sean físicas, emocionales, espirituales; y está bien, pero sin importar qué, debemos de amarnos, valorarnos. Saber que a veces nuestro cerebro nos querrá traicionar, pero debemos bloquear esas vibras negativas, recordándonos del amor que nos debemos. Entender que entre más amor tengamos para nosotros mismos, más fácil se nos hará la vida. Entre más amor tengamos para nosotros mismos, más amor podremos dar.
Después de esta introspección, y pensando en la entrevista, mis cambios físicos llegaron en la medida en que me empecé a valorar, querer y ponerme de primero. A no sujetarme a ningún parámetro. Que a medida me empecé a querer, fui cambiando. Desde el momento que me empecé amar, realmente conocí el significado del amor, y puedo dar ese amor a las personas que me rodean. Si no somos capaces de sentir amor por nosotros mismos, será imposible que podamos tener relaciones sanas.
“Amarse a si mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida”.
¡Feliz Viernes! 😊❤
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