Siguiendo la secuencia de los dos Viernes anteriores y siendo éste un día después de día del amor y la amistad, yo quisiera enfocarme en el amor que le damos a las personas que nos rodean. El amor que Dios nos da nos lleva a amarnos a nosotros mismos y por ende, si nos amamos a nosotros mismos podremos de cierta manera reflejar ese amor. Entonces, siguiendo esta línea de pensamiento entendemos que el amor es realmente una cadena.
Sin embargo, ¿ese amor del cual hemos sido depositarios tiene reciprocidad o efecto en quienes nos rodean? ¿Entendemos realmente la responsabilidad que es sentir amor hacia los otros? ¿Le recordamos a los nuestros que la medida perfecta del amor realmente es el amor sin medida?
Yo podría decir que esto no era una constante en mi vida. Yo, Nicole Vaquero, en el afán de “vivir” tenía una idea muy preconcebida del amor. Pensaba que entre menos demostrara mucho más fuerte sería. Entre tanta novela, poema desde muy chiquita me fui creando una idea del amor. De hecho, hasta hace algún tiempo pensaba que el amor debía de ser muy tortuoso o difícil. Que debía “costar” y hasta “doler” porque si no, no valía la pena. Media el amor que podía dar o recibir sintiéndome “La Maga” de Cortázar o la “Mengana” de Benedetti. Esa era para mi la idea del amor. Un amor unilateral, no recíproco. La vida fue pasando y mis ideas de aquellos amores trágicos, no cambiaron ni con el tiempo ni la vida, siguieron ahí. Y esos ideales se convirtieron para mi como un parangón, algo que defender. Hasta que un buen día, como a todo chancho le llega su navidad, a Nicole le llegó la hora de botar esos muros. Porque si lo piensan esas ideas tortuosas solo eran muros que yo había puesto para que nadie se acercara a esa idea del amor que yo tenía. Y lo triste es que no solo era con el mundo exterior, sino con las personas más cercanas a mi, mi familia y mis amigos. Mi amor era un poco “apache”. ¿Quien quiere ser amado así?
Ustedes, mis lectores de El Viernes de Nicole, podrán decir “Ahh pues si, Nicole está bien flechada”. Déjenme decirles que no están equivocados, pero del amor que les hablo va mucho más allá del cariño u amor que podemos sentir por una persona en particular. Hablo del amor que en general reflejamos hacia los otros. Como a veces podemos inspirar a los que nos rodean con poquito de amor.
Si, lo pensamos todo lo que se cuida, protege, riega correctamente, crece y florece. Así somos las personas florecemos en la medida que se nos dé. Yo tenía ese amor espectacular esperándome solo para recibirlo, pero me parecía muy fácil y por dunda no lo tomaba. Así que obviamente no podía reflejarlo ni repartirlo.
Cuando realmente abrí los ojos del corazón a sentir lo amada que era, todos los muros dentro de mi se cayeron y comencé no solo a sentir ese amor, pero a regresarlo en una escala mucho mayor. Fue sintiéndome valorada, digna que y realmente me hizo entender que tenía ese amor para dar y las personas que me rodeaban se lo merecían. Que no era justo que yo quisiera sacarme mi enojos, frustraciones, mi falta de amor, con las personas que estaban ahí conmigo en las buenas y las malas.
Entonces el mensaje de este Viernes de Nicole es: AMEN. Hagan a los demás sentir que son lo más importante en el mundo, recordando siempre que ustedes merecen exactamente lo mismo. Si alguien los hace felices, háganlo más feliz. Abrámonos a sentir ese amor. Botar los muros que hemos construido y vivamos la vida con quien nos dé para vivirla.
¡Feliz Viernes! 😊
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